En el marco del centenario, se inauguró un monumento que rinde homenaje a las familias rurales, verdaderas protagonistas del desarrollo en nuestra región. La Patagonia, y especialmente nuestra zona, creció y se consolidó desde antes de 1900 gracias al trabajo incansable de hombres y mujeres que, provenientes de distintos orígenes, hicieron de estas tierras su hogar y sustento.
La ruralidad fue el eje desde el cual se construyó el entramado social, económico y cultural. Crianceros, agricultores, comerciantes, artesanos y pequeños productores fueron dando forma a un modo de vida profundamente ligado al campo. Las familias rurales no solo trabajaban la tierra o criaban ganado, también acompañaban el crecimiento de la comunidad, impulsando la creación de escuelas, puestos sanitarios, destacamentos de seguridad y demás instituciones que dieron origen a nuestros pueblos.
Estas familias, muchas veces enfrentando climas adversos, el aislamiento y múltiples privaciones, supieron forjar un camino con esfuerzo y tenacidad, dejando una huella imborrable en la historia de nuestra región.
La obra estuvo a cargo del escultor Aldo Beroisa, artista de raíces chubutanas que actualmente reside en Cutral Co, Neuquén. Reconocido por creaciones como el Gato y Mancha en Río Senguer y Sarmiento, y el Monumento al Soldado Argentino más grande del país en Zapala.

El Monumento a la Familia Rural está compuesto por cuatro caballos y una figura familiar: el hombre, su esposa y un pequeño en brazos, representando la típica familia rural. Transportan además dos fardos de lana, elaborados en cemento. A esta escultura se suma una antigua vagoneta donada entre los años 2003 y 2004 por Alejandro Joaquín Martens de la Estancia Don Guillermo, que aporta un fuerte valor simbólico al conjunto.
«En el año del centenario nos pareció propicio reconocer y revalorizar lo que es el trabajo rural y las familias que han hecho de nuestro pueblo lo que es hoy, con trabajo y esfuerzo», expresaron desde la organización.
Este monumento no solo embellece nuestro paisaje, sino que también nos invita a reflexionar y a honrar a quienes construyeron, con manos firmes y corazones fuertes, la historia viva de nuestro lugar.